Viñedos de otoño: rutas entre bodegas con sabor a Cantabria
Cuando pensamos en vinos españoles, rápidamente vienen a la mente un gran número de regiones españolas, pero no siempre nuestra Cantabria Infinita. Sin embargo, nuestra naturaleza, con el verde y húmedo que nos caracteriza, entre montañas y con la brisa del Mar, Cantabria está escribiendo su propio renacimiento vitivinícola. ¿Te animas a descubrirlo con nosotros?.
El otoño, con sus tonos dorados y ocres, es el momento perfecto para descubrir los viñedos cántabros. Las hojas que caen, el aire fresco y el encanto rural invitan a recorrer bodegas, degustar vinos y sumergirse en una tradición recuperada con esfuerzo.
Liébana, cuna histórica del vino cántabro
La historia del vino en Cantabria se remonta a la Edad Media, en el valle de Liébana, bajo la protección de los Picos de Europa. Allí, monasterios como el de Santo Toribio cultivaban viñedos para elaborar vino destinado a la liturgia.
Liébana posee un microclima privilegiado: más seco y resguardado que la costa, lo que permite el cultivo de variedades autóctonas. Este legado histórico se mantiene vivo hoy bajo la IGP Vino de la Tierra de Liébana, donde bodegas innovadoras rescatan uvas únicas como la Albarín y las convierten en blancos frescos, aromáticos y llenos de carácter.
Bodegas destacadas en Liébana
- Sierra del Oso: con su vino Pico Jaro, recupera la uva Albarín, ofreciendo notas de manzana y un final ácido típico de los vinos de montaña.
- Picos de Cabariezo: elabora Alba, un blanco que combina tradición y modernidad al pie del Macizo Central.
En otoño, visitar estas bodegas es sumergirse en paisajes donde las viñas se tiñen de tonos rojizos mientras los Picos de Europa. se coronan con las primeras nieves.
Costa de Cantabria: blancos atlánticos con personalidad
Más allá de Liébana, la costa cántabra también presume de tradición vinícola. En comarcas como Trasmiera o los valles del Pas y Agüera, los viticultores han recuperado la memoria del viñedo para crear la IGP Costa de Cantabria.
Aquí predominan las variedades Albariño y Riesling, adaptadas a suelos pobres en nutrientes y resistentes a la humedad atlántica. El resultado: blancos frescos, aromáticos y minerales, que acompañan a la perfección los pescados y mariscos del Cantábrico.
Bodegas destacadas en la costa
- Casona Micaela (Valle de Villaverde): pionera en la recuperación de la viticultura cántabra. Su vino homónimo, elaborado con Albariño y Riesling, es redondo, equilibrado y muy presente en la gastronomía local.
- Bodegas Vidular (Bárcena de Cicero): rodeada de naturaleza, ofrece alojamiento rural y catas de su vino Ribera del Asón, un blanco de Albariño y Chardonnay con recuerdos marinos.
- Bodega Bahía de Santander (Carriazo, Ribamontán al Mar): desde sus viñedos se divisa la playa de Somo. Produce Santa Marina, un coupage de Godello y Riesling, con un sutil toque frutal.
El valle del Pas: nuevos aires para la viticultura cántabra
En los valles interiores de Cantabria también florecen proyectos innovadores. Un ejemplo es la Bodega Señorío del Pas, en Villafufre, que cultiva variedades resistentes como Godello y Gewürztraminer. Su vino, Señorío del Pas, combina carácter frutal con un final floral, reflejo de la personalidad del valle.
Otro ejemplo son las bodegas Sel D´Aiz que combina tradición con innovación y complementa la actividad viticultora con el enoturismo, lo que genera nuevos modelos de negocio en el medio rural, en este caso en los Valles Pasiegos. Visitar esta zona en otoño permite combinar la cata de vinos con paseos por los montes pasiegos, donde los colores del paisaje cambian cada semana.
Enoturismo en Cantabria: experiencias que van más allá del vino
El atractivo de las rutas enológicas cántabras no se limita a la cata. Muchas bodegas han apostado por el enoturismo completo, que incluye:
- Visitas guiadas a los viñedos y bodegas, con explicaciones sobre el proceso de elaboración.
- Catas maridadas con quesos artesanos, anchoas de Santoña o carnes de Liébana.
- Alojamiento rural entre viñedos, ideal para desconectar en pareja o en familia.
- Eventos de vendimia en otoño, donde el visitante puede participar en la recolección de uvas.
Además, estas rutas suelen estar cerca de otros reclamos turísticos: las playas vírgenes del oriente, el Parque de la Naturaleza de Cabárceno o los pueblos más bonitos de Cantabria como Santillana del Mar, Comillas o Liérganes.
Rutas sugeridas para un otoño con sabor a vino
Ruta 1: Liébana, vino y Picos de Europa
- Visita al Monasterio de Santo Toribio.
- Cata en una bodega.
- Excursión a Potes y al teleférico de Fuente Dé.
Ruta 2: Costa de Cantabria, mar y viñedos
- Paseo por las marismas de Santoña y playas de Berria o Helgueras.
- Cata en una bodega con alojamiento entre viñas.
- Excursión por la Bodega Bahía de Santander .
Ruta 3: Valle del Pas, tradición y sabor rural
- Recorrido por cabañas pasiegas y paisajes otoñales.
- Cata en bodega.
- Degustación de sobaos y quesadas pasiegas y visita al museo del sobao.
Consejos para tu ruta enológica por Cantabria
- Mejor época: el otoño, cuando los viñedos lucen su paleta de colores y muchas bodegas celebran la vendimia.
- Duración recomendada: escapadas de fin de semana, combinando dos o tres bodegas.
- Reserva previa: imprescindible, ya que algunas visitas son guiadas y con aforo limitado.
- Transporte: coche propio o visitas organizadas desde Santander y otras localidades.
Los viñedos de Cantabria son todavía un secreto bien guardado, pero cada copa cuenta una historia de tradición, esfuerzo y paisaje. El otoño es la mejor estación para descubrirlos: la vendimia, los colores de las montañas, el frescor del mar y la calidez de una copa en la mano crean una experiencia inolvidable.
Si buscas un plan distinto en el norte de España, atrévete a recorrer estas rutas de vino con sabor a Cantabria. Brindarás con blancos frescos, rodeado de montañas y mares, y descubrirás que el futuro del vino cántabro acaba de comenzar.
¿Conocías ya alguno de estos vinos y bodegas?. Cuéntanos tu experiencia en nuestras redes sociales (Facebook, X e Instagram) con el hashtag #CantabriaApetece.
Porque Cantabria es infinita… también en rutas gastronómicas.





















