La Magdalena, un bosque de cuento

Hoy, con la primavera asomándose en el horizonte y la llegada de las buenas temperaturas, os proponemos un plan perfecto y muy divertido para realizar en familia en Santander. Queremos descubrir juntos una de las curiosidades escondidas y no demasiado conocidas de los Jardines del Palacio de la Magdalena. ¿Te animas a pasear con nosotros?.

El Parque de la península de la Magdalena es sin duda uno de los lugares más apreciados por santanderinos y visitantes. El parque, que cuenta con una extensión de 24,5 hectáreas, tiene un nombre del que pocos conocen su origen, aunque éste es bien sencillo, y tiene que ver con que durante la Edad Media se instaló en este espacio una ermita bajo la custodia de Santa María Magdalena. De ahí el nombre del parque y del palacio.

Posteriormente, y hasta principios del siglo XX, la península era una masa rocosa con poca vegetación que, por estar situada en la entrada de la bahía de Santander, tenía un alto valor estratégico para la defensa. En ese momento el palacio aún no existía, ya que fue construido entre 1909 y 1912. Fue un regalo de la ciudad a los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, con el objetivo de que pasaran ahí sus vacaciones estivales, y lo lograron. Fue su residencia de verano hasta que comenzó la II República. Durante la Guerra Civil se utilizó como hospital y algo más tarde como residencia temporal de los perjudicados por el demoledor incendio que sufrió la ciudad de Santander en 1941. Desde 1977 pertenece al Ayuntamiento de Santander, y en 1982 fue declarado Monumento Histórico Artístico de Carácter Nacional. Actualmente, en el Palacio se celebran reuniones, bodas, congresos, los cursos de verano de UIMP y hasta se graban anuncios, películas o series. Muchos recordarán la exitosa Gran Hotel emitida en numerosos países y protagonizada por la actriz Amaia Salamanca.

Pero lo que hoy nos ocupa no es este magno edificio, sino las sorpresas que te deparan sus extraordinarios jardines. Y es que el palacio, para quien aún no lo conozca, está rodeado de naturaleza, puedes pasear por él, e incluso bañarte en sus playas, en el horario en que el recinto está abierto al público que es de las 8 a las 22 horas. Es importante recordar que al recinto no se puede acceder en coche, a no ser que se disponga de autorización expresa. Varios caminos pedestres atraviesan el lugar, que es muy accesible, sólo hay que ser cuidadoso y respetar las señales en las zonas de acantilado. La península da acceso a las playas de La Magdalena y Bikinis, pero sin duda el camino más transitado es la calzada que rodea la península, que ofrece preciosas postales costeras.

 

Uno de los mayores atractivos de la península es su notable riqueza arbórea. Un bonito jardín variado asentado en un antiguo encinar, sobre roca caliza en el que impresiona toda la vegetación en conjunto. Abedules, acacias, álamos, alisos, arces, chopos, fresnos, hayas, hortensias de varios tipos, robles, tamarices, cedros, cipreses, encinas, eucaliptos, palmeras de Canarias, palmitos, distintas y variadas clases de pinos, yucas o algunos tamarindos son un buen ejemplo de lo que nos espera en nuestro paseo por los jardines del Palacio.

En ese entorno, plagado de árboles como os acabamos de contar, encontraremos pequeñas estatuas de madera realizadas con los troncos de los árboles enfermos. Actualmente hay más de veinte figuras de madera talladas a mano a lo largo y ancho de este estupendo parque de la Magdalena. Se realizan desde hace más de diez años con formas diversas. Puedes encontrarte animales de distintas especies, setas, asientos con formas variadas, albarcas, un ancla, hojas de árbol, flores o un libro. Todas ellas constituyen este museo a cielo abierto elaborado en madera. Algunos se ven desde el camino principal, otros tendrás que buscarlos.

Los que paseáis habitualmente por la península de la Magdalena seguro que os habéis encontrado con estas esculturas que surgen de algunos de los troncos. Pero, ¿conocéis su origen?. Rogelio Verdeja, trabajador de la empresa Parques y Jardines, es el autor de tan curiosas estampas. El trabajaba en el equipo de mantenimiento de esos jardines donde los pinos suelen ser castigados, especialmente por los temporales. Algunos no soportan el embate del viento y caen o deben ser talados por seguridad. Otros árboles caen enfermos y corren, por tanto, la misma suerte que los anteriores.

Al ser parte de su trabajo diario, Rogelio era consciente de los tocones que aparecían por el jardín al tener que talar un árbol, y fue en ese momento cuando se puso a trabajar su arte y su creatividad. Con una idea clara en su cabeza, y una vez cumplidas sus tareas de mantenimiento, Rogelio comenzó a modelar los tocones de los árboles derribados creando pequeñas obras de arte talladas en madera que, con el paso del tiempo, tienden a desaparecer y formar parte, de nuevo, del combinado de nutrientes que el resto del bosque absorbe, agradecido, de la tierra fértil.

Los jardines del Palacio están llenos de las figuras de madera que Rogelio moldea con una motosierra en sus ratos muertos. Gracias a él, los árboles enfermos no mueren nunca. Lo que Rogelio hace desinteresadamente acerca la naturaleza al público a través de la creatividad y la maña de su autor. Pasear entre los árboles e ir disfrutando de cada una de las obras talladas de Rogelio, es un plan perfecto para disfrutar en familia.

Eso sí, recuerda que las obras de arte de Rogelio son las más numerosas, pero no las únicas. Cuando pasees los jardines te encontrarás, entre otras, con un Monumento en Memoria de las Víctimas del Terrorismo, del escultor vasco Agustín Ibarrola y un monumento a Félix Rodriguez de la Fuente, muy vinculado a Cantabria.

¿Conocías la historia de las figuras de madera de los jardines del Palacio de a Magdalena? ¿Las habéis visitado? Ven a disfrutar de los jardines y el Palacio de la Magdalena y cuéntanos tu experiencia en nuestras redes sociales en Facebook, Twitter e Instagram con el #ComparteCantabria.

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