Descubre los menhires de Valdeolea

Hoy nos queremos ir con vosotros de ruta, pero una ruta especial y diferente. Hoy queremos dar un paseo por la naturaleza en la comarca campurriana en una ruta que se puede hacer andando, en coche o en bicicleta y que además de distinta, tiene historias, algunas de ellas mitológicas a su alrededor, que seguro os resultarán interesantes. ¿Os animáis a esta aventura?

¿Alguno de vosotros sois seguidores de las famosas aventuras de Asterix y Obelix?. ¿Os acordáis de lo que cargaba todo el rato Obelix a sus espaldas? Si, eso es, menhires, esas piedras habitualmente alargadas, que pueden aparecer en bruto o mínimamente talladas, colocadas de modo vertical y con su parte inferior enterrada en el suelo para evitar que caiga. Pues esos menhires son los protagonistas de nuestro post de hoy, en el que vamos a recorrer los ocho menhires que existen en la comarca campurriana. Si, nos os sorprendáis, en Cantabria también tenemos menhires. Nuestra Cantabria Infinita es pequeña en extensión, pero grande en riqueza, patrimonio, cultura, naturaleza, y un sin fin de vivencias que podréis descubrir cuando nos visitéis.

Campoo es una comarca cántabra situada en el sur, y es aquí donde se encuentra este conjunto megalítico, que aunque  no es demasiado conocido, sin ninguna duda merece una parada en tu siguiente visita a Cantabria. Pero antes de comenzar esta ruta, os vamos a explicar cual es la razón por la que hay menhires en esa zona, par lo que debemos ponernos en situación. Hace unos 5.000 años, a finales del período Neolítico, grupos de agricultores y ganaderos se asentaron en el Valle del río Camesa, ocupando sus amplias vegas y las montañas circundantes. Estas comunidades poseían una incipiente organización social basada en las jefaturas y establecían pequeños poblados a los cuales se asociaban tierras de labor y pastos. En este contexto, se labraron e instalaron los menhires de Valdeolea, donde encontramos un total de 8 ejemplares, aunque no es descartable que hubiera más. No sabemos a ciencia cierta cuál era su utilidad y significado, pero si somos conscientes de su importancia ya que se encuentran en zona de piedra caliza siendo ellos de material arenisco, lo que hace suponer que fueron transportados durante kilómetros. Si se piensa en el increíble esfuerzo que en aquellos remotos tiempos tuvieron que emplear para mover estas piedras, alguna de más de 4 Toneladas, es indudable que su ubicación, por razones que todavía desconocemos, era muy importante.

Lo curioso de los menhires que nos encontramos en la comarca es su alineación, prácticamente rectilínea así como la orientación de sus caras principales hacia el sudeste. Numerosas hipótesis han surgido alrededor de la ubicación de estas rocas, desde la interpretación astronómica y cultos al sol a delimitación de áreas de pasto o marcas de caminos. Estos menhires conforman la mayor concentración de evidencias megalíticas de esta naturaleza conocida en el norte de la Península Ibérica. Algunos de los menhires de Valdeolea presentan grabados y pequeños agujeros aparentemente realizados con instrumentos metálicos. Las interpretaciones sobre estos grabados van desde las Cruces de época medieval que habrían servido para “cristianizar” estos elementos, considerados como vestigios de un paganismo secular, hasta agujeros que tratan de acuerdos de división de tierras, realizados en la época medieval o moderna y que quedaban sellados con una inscripción sobre el menhir desde el cual se oteaba el territorio a dividir.

Pero volvamos a nuestra ruta que comienza en Mataporquera. Una vez allí en la parte más alta del pueblo, frente al cementerio y a la iglesia de Santa Eulalia, encontraremos el panel de inicio, con información general, así como desniveles, distancias y tiempos estimados. En ese panel nos indica que la ruta es de 12 kilómetros y que andando nos llevará unas tres horas y media. También nos dice que está bien señalizada que no es una ruta difícil y que los ocho menhires tienen nombres relacionados con su historia, que iremos conociendo en cada emplazamiento.

El primero de la ruta es “El Cañón”. También conocido con el significativo nombre de “Piedrahita”. Tiene 3’68 metros y se le apoda así porque antes de su restauración estaba tan inclinado, que recordaba a un cañón. Desde su emplazamiento se contempla una buena panorámica del valle. El segundo que nos encontramos es “El Peñuco”, de cuatro metros de altura, ubicado cerca del pueblo de Bercedo. Desde allí podemos dominar todo el paisaje campurriano. Seguimos la ruta y llegamos al conocido como “El Cabezudo”. Es el mayor de los encontrados en Valdeolea y uno de los más grandes de España, con 4’85 metros de altura. Para poderlo disfrutar tal y como fue en su día, ha sido restaurado totalmente, ya que se encontraba partido en dos.

Con este llegamos a la mitad de nuestro recorrido alcanzando el menhir “La Llaneda” que había sido derribado y desplazado de su emplazamiento original, el cual se desconoce, por lo que se levantó en este lugar de fácil acceso. Muy cerca, se ve el quinto menhir, al otro lado de un arroyo, llamado “La Puentecilla”. Los menhires sexto y séptimo están juntos y comparten nombre “La Matorra I” y “La Matorra II”. Son los más pequeños de los ocho con 1’60 y 2’20 metros respectivamente. El Menhir “Peñahincada” es nuestra última parada. También conocido como “Piedra De Sansón”. Tiene 3 metros de altura y una leyenda asegura que el legendario forzudo lo lanzó desde un alto cercano quedando clavado en el lugar que ahora ocupa. 

¿Qué os ha parecido nuestra propuesta de hoy? ¿Os animaréis a realizar esta ruta en vuestra próxima visita a Cantabria? Esperamos que así sea.

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