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Potes, Esencia Lebaniega

Llegamos a Potes con sentimientos encontrados. Por una parte, felices de estar casi tocando nuestra meta, el monasterio de Santo Toribio (a solo 3 km), en el vecino municipio de Camaleño, con su Puerta del Perdón a punto de ser abierta el domingo, 23 de Abril; pero, por otra, tristes porque se acaba esta impresionante peregrinación jubilar. 

Hemos recorrido ya 69 km de Camino Lebaniego a través de acantilados, playas, valles, marismas, rías, ríos, desfiladeros y montañas, que nos han permitido disfrutar de parajes que han calado hondo en nuestra retina, y conocer  gentes que también  lo han hecho en nuestro corazón, a la vez que nos enriquecíamos con el vasto legado arqueológico y patrimonio cultural que atestigua la larga historia de Cantabria. Pero aún nos queda aun más por conocer.

Camino lebaniego en Potes

Nos permitimos el lujo de tomarnos nuestro tiempo para conocer a fondo Potes, uno de los municipios más emblemáticos de Cantabria debido a sus particularidades geográficas. Es el punto de confluencia de los cuatro valles históricos de la comarca: Valdebaró, Cereceda, Valdeprado y Cillorigo, así como dos de sus principales ríos: el Deva y su afluente, el Quiviesa. 

Vista general de Potes

Situado a 291 msnm y rodeado de las sierras de Peña Sagra y Peña Labra y el macizo de Picos de Europa, cuyas cumbres superan los 2.400 m, disfruta de un especial microclima de tipo mediterráneo.

Vides en Potes Liébana

Este particular microclima del que disfruta Liébana permite el cultivo de, entre otros, la vid, materia prima con la que se elabora el famoso orujo de Liébana, fabricado según el método de destilación tradicional con alquitara. Este sistema es muy lento y de poco rendimiento, pero consigue un aguardiente de gran calidad.

Monumento a la alquitara en potes

En el casco antiguo de Potes, Monumento Histórico-Artístico desde 1983, son muchas las muestras del rico patrimonio arquitectónico que existen, entre las que destaca la monumental Torre del Infantado.

Torre del Infantado

Antigua casa del Marqués de Santillana del siglo XV y emblema de la villa, la Torre del Infantado es actualmente sede de la Casa Consistorial y  alberga dos exposiciones: “Beato de Liébana y sus beatos”, considerada la mejor exposición de “beatos” o códices de Beato de Liébana del mundo, y “El cosmos de Beato de Liébana”.

Exposición de los beatos Potes

Alrededor existen otras edificaciones en forma de torre, como la de Orejón de la Lama, también llamada Torre de Bedoya, junto a la ermita de San Cayetano y el Puente del mismo nombre; muy cerca se encuentra la Torre de Calseco, en la Plazuela del Llano; y la Torre de la Familia Osorio, en la calle de San Marcial.

Torre del Orejón

La actual Iglesia Parroquial de San Vicente fue construida a lo largo del siglo XIX para sustituir a la antigua, de estilo gótico tardío del siglo XV, posiblemente el mejor legado de arquitectura religiosa que existe en la villa. Actualmente alberga el Centro de Estudios Lebaniegos y la Oficina de Atención al Peregrino, además de la Oficina de Turismo.

El paseo por la capital lebaniega nos permite imaginar tiempos pasados repletos de historia. Sus callejuelas empedradas, caserones (la mayoría blasonados) y las tradiciones populares, que aún perviven, nos transportan a otra época: las casas colgantes junto al Puente Nuevo, en el barrio de la Solana.

Las bulliciosas calles Independencia, La Serna o la Cántabra; el paseo fluvial bajo el Puente Nuevo y los puentes de San Cayetano y de la Cárcel, sobre el río Quiviesa, que desemboca unos metros más abajo en el río Deva.

La casa natal del maestro violinista Jesús de Monasterio; el mercado popular que se celebra todos los lunes, cita obligada de las gentes de la comarca para ofertar sus productos: legumbres, frutas, frutos secos, miel, carnes, embutidos y quesos; o la tranquilidad del Barrio del Sol… 

También la gastronomía es uno de los aspectos más relevantes de Potes: el cocido lebaniego, a base de garbanzo de la zona, carne, berza y relleno, seguido por uno buen postre típico, el canónigo o los frisuelos, y regado con los licores típicos, el orujo y el tostadillo, es solo uno de los menús imprescindibles, además de otras exquisiteces que salen de los montes, ríos y campos lebaniegos: carne de jabalí y corzo, truchas y salmones, legumbres, embutidos, miel, frutos secos y quesos…

La maravillosa capital administrativa y comercial de Liébana, villa de puentes y torres, como atestigua su escudo municipal, no es para ser contada, sino vivida, olida, sentida y saboreada. El Año Jubilar Lebaniego 2017, declarado de excepcional interés público, despliega un extenso programa de actos culturales, turísticos y deportivos. Esta es, sin duda, una razón más para una visita obligada a uno de los rincones más auténticos y atractivos de toda la geografía española. ¡Bienvenido a Potes, peregrino!