Cabecera del valle de Iguña, Arenas de Iguña es la capital del municipio y posee un gran patrimonio etnográfico, rico en tradiciones populares y leyendas. Aquí se encuentra el origen de las marzas o trovas, con las que los «mozos» de Cantabria despiden el invierno y dan la bienvenida a la primavera, y de La Vijanera, un singular carnaval que se celebra nada más comenzar el año. Antiguamente, este festejo unía a todo el valle, aunque en la actualidad sólo se mantiene en la localidad de Silió, en el municipio de Molledo.

En materia artística, Arenas de Iguña cuenta con un buen número de casonas de los siglos XVII y XVIII, entre las que sobresale una especialmente singular por ser una de las pocas casas góticas que se conservan en Cantabria. Se trata de una casa de grandes dimensiones y tejado a dos aguas muy prolongado. Junto a ella se alza la «torrona» de Nuñez Bustamante (siglo XVII), contador de las Guardias Viejas de Castilla.

Otros monumentos significativos en el municipio son la ermita mozárabe de San Román de Moroso, en Bostronizo las iglesias de La Serna, Las Fraguas y San Juan de Raicedo el suntuoso palacio de Hornillo, y junto a él, la iglesia neoclásica de San Jorge, conocida como «El Partenón», en Las Fraguas.

El mayor interés natural de Arenas de Iguña se encuentra en la cabecera del río Llares (al suroeste del municipio), incluida en el Parque Natural Saja-Besaya.

Bárcena Mayor

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