La trainera tradicional era originalmente una embarcación propia de Cantabria, que podía ser impulsada a remo o a vela y dedicada a la pesca. Su construcción era bastante sencilla, con una estructura de cuaderna cocida o aserrada de roble, material con el que también se elaboraba la mayor parte de las piezas. Gracias a ellas, los pescadores podían ganarle la batalla al mar y adentrarse a pescar en los caladeros. 

La trainera es además considerada como embarcación sardinera y anchoera, pero por sus características no debió ser originariamente diseñada para tal fin. Más bien se trata de una lancha ballenera adaptada a nuevos fines pequeros.

Las regatas de traineras surgen en torno a un modo de vida y de subsistencia como es la pesca en mar abierto. Las embarcaciones precisaban de individuos capaces de remar durante horas, hasta llegar a los caladeros, recoger la pesca y regresar a toda prisa a puerto para poder subastar los primeros y al mejor precio su captura. Esta pugna que se creaba por llegar antes que cualquier otra trainera a puerto y la rivalidad que se generaba entre las cuadrillas fue el impulso necesario para la creación de este deporte.

Las regatas de traineras forman una de las competiciones deportivas más espectaculares de toda la zona norte de la península, con especial tradición y arraigo en toda la costa cantábrica.

En la actualidad, las traineras están compuestas por trece remeros más el patrón, que es quien dirige la embarcación. Se practica con embarcaciones de banco fijo, de 12 metros de eslora, 1,72 de manga y un peso mínimo de 200 kilos.

Actualmente la construcción de los remos para trainera ha pasado de la madera (principalmente cedro y haya) a materiales mucho más ligeros y resistentes como el carbono.