El Camino Lebaniego, de Cades a Cabañes
Retomamos los posts del Camino Lebaniego por etapas para, en tres entradas, recorrer los 72 kilómetros que separan San Vicente de la Barquera del Monasterio de San Toribio de Liébana. Hoy nos adentramos en la segunda etapa del camino lebaniego.
Esta etapa es, como os hemos adelantado, la más larga y exigente de las tres que componen el camino lebaniego. Sus números la delatan, 30,53 kilómetros y un desnivel acumulado de 1.525 metros. La dureza de la etapa hace que mucha genta la divida en dos: de Cades a Cicera y de Cicera a Cabañes. En ambos lugares hay albergues, por lo que la división del camino en esas dos partes es perfectamente realizable, ya que cuenta con los servicios necesarios. Pero si algo define claramente esta etapa, más allá de la dureza, es su magnífico entorno, ya que discurre por pistas forestales y caminos de montaña con muy elevados desniveles. Y es que, como suele decirse, el esfuerzo tiene recompensa, que en este caso se vislumbra en la belleza del paisaje que el peregrino recorrerá en su caminar. Además, encontrará en el camino verdaderas joyas patrimoniales como la Iglesia de Santa Juliana en Lafuente y Santa María de Lebeña, entre otras.
Pero comencemos nuestro camino y os iremos mostrando lo que os encontraréis para que podáis preparar bien esta etapa. Comenzaremos a la salida del albergue de Puente El Arrudo, donde lo dejamos en la etapa anterior. Desde aquí cruzaremos el puente y pondremos rumbo a la Ferrería de Cades, donde veremos la flecha roja que nos indica seguir la carretera hacia el pueblo de Lafuente. Esta carretera no tiene arcén, pero hay señales de atención peregrinos cada poquito, aunque es importante estar pendiente y ser cautos. La flora a ambos lados de la carretera nos acompañará hasta Sobrelapeña, punto en el que tomaremos el desvío a Quintanilla. Este desvío es de 1,5 kilómetros en total de ida y vuelta, donde encontraremos una tienda y un bar. Se puede hacer tanto así, deshaciendo el camino, o bien desde Quintanilla en forma de V volver a coger la carretera para regresar hasta Lafuente, donde encontraremos una de las joyas del arte Románico en Cantabria: La Iglesia de Santa Juliana, declarada Bien de Interés Cultural. Data de finales del XII y principios del XIII, románica con influencias del protogótico como los arcos apuntados. Es la única muestra de románico que encontramos en toda la zona del Nansa, de ahí la gran importancia de este templo.
En Lafuente, sin llegar a cruzar el pueblo, a 50 metros desde la Iglesia de Santa Juliana, encontraremos una flecha que indica la subida al siguiente pueblo, Burió. Continuando hacia Collado de Hoz, con una vista panorámica del Valle de Lamasón preciosa, desde donde comenzamos a descender 1,8 kilómetros hasta Cicera.
Una vez en Cicera, una opción más que recomendable es visitar el mirador de Santa Catalina, que se encuentra aproximadamente a 3 kilómetros. El primer kilómetro es la propia salida del pueblo que nos sitúa en la subida al mirador. Los otros dos kilómetros recorren un sendero idílico en el que, para dar más interés, se han recreado figuras de la Mitología Cántabra: La senda mitológica del Monte Hozarco. Al finalizar el recorrido, hay una balconada impresionante que nos permite disfrutar de unas extraordinarias vistas de los Picos de Europa y parte del Desfiladero de la Hermida.
Desde el mirador podemos, o bien volver a Cicera y descansar en su albergue – los que quieran dividir esta etapa en dos -; o bien, continuar con el camino en dirección a Lebeña . Para llegar hasta esa localidad de Cillorigo de Liébana, tendremos que recorrer 9,6 kilómetros por un bosque de robles y hayas con ejemplares milenarios y, en temporada, setas de todo tipo. Es importante que si no eres conocedor del mundo de las setas no te animes demasiado a coger o probar los ejemplares que veas en tu recorrido, ya que entre las que se encuentran habitualmente en esa zona, está la que más muertes provoca, la amanita faloides.
Llegamos así a la localidad de Lebeña que cuenta con una de las Joyas del Arte prerrománico español, la Iglesia de San María de Lebeña. Construida en el año 925, Lebeña está considerada el principal monumento prerrománico de Cantabria y uno de los mejores testimonios de esta corriente en España, encuadrado dentro del denominado arte mozárabe. Esta Iglesia, que merece una parada y una visita, tiene asociada una interesante leyenda. Se dice que el conde de Lebeña Don Alfonso plantó en este lugar un tejo, en referencia a su descendencia de tierras norteñas y que, además, representa el árbol sagrado de los cántabros, cuyas hojas venenosas se usaban desde los tiempos en que los guerreros cántabros se enfrentaban al ejército romano. Su mujer, Doña Justa, trajo consigo un olivo que simboliza la paz y, del mismo modo, sus orígenes de las tierras del sur. Ambos árboles entrelazaban sus ramas y personificaban la unión de los condes, del norte y del sur, de la guerra y la paz.
Una vez visitado Lebeña, continuamos nuestro periplo hasta Allende por carretera, después subiremos en dirección a Cabañes hasta llegar al albergue de la localidad, que es la primera construcción que nos encontramos a nuestra derecha. Esa será nuestra meta y daremos por concluida la segunda etapa del camino.
¿Te animas a hacer el camino este Año Jubilar Lebaniego? Esperamos tus comentarios y tu visita, a Cantabria Infinita.
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