Fue reconocida por el Equipo de Camineros de la Diputación en los años cincuenta del pasado siglo. En el vestíbulo primitivo apareció una importante estratigrafía arqueológica de varios metros de potencia toda ella del Magdaleniense Inferior, destacando la aparición de interesantes estructuras prehistóricas en varios niveles. En el interior de la cavidad se hallaron algunos fragmentos cerámicos pertenecientes a una olla a torneta con el borde muy vuelto y en una pequeña salita aparecieron varios enterramientos humanos, uno de ellos asociado a un collar de cuentas de vidrio. En el interior de la cueva se localiza un posible équido grabado realizado mediante incisión gruesa, y un panel compuesto de dos prótomos casi simétricos, uno de cabra montés y el otro de cierva, realizados mediante grabado simple profundo y, en el caso de la cierva, posible raspado o estriado en el pecho. Los paralelos que se pueden establecer con manifestaciones de arte mueble del Magdaleniense Inferior permiten situar en este período las manifestaciones, sin demasiados problemas.
Estilo artístico |
Arte rupestre paleolítico |
Acceso |
La cavidad se encuentra en una dolina desarrollada en la parte alta de Igollo, a donde se accede por una pequeña pista que finaliza en la cavidad. |
Época |
La cavidad alberga un impresionante yacimiento del Magdaleniense Inferior (entre 16.500 y 14.000 años), período al cual deben atribuirse las manifestaciones parietales. |
Características |
Se sitúa al fondo de una dolina. Sumidero activo con una entrada colmatada por desprendimiento. Posee galerías de tamaño medio con fenómenos reconstructivos. El riachuelo recorre gran parte de su desarrollo, que es de unos 300 m.
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