Túnel del tren de Pombo. Una historia de Santander

El pasado mes de mayo 2022, ha reabierto en Santander el túnel del tren de Pombo o antiguo túnel de Tetuán. La recuperación de esta infraestructura histórica de la ciudad, es además, una forma de reducir distancias y aportar caminos alternativos para ir del Sardinero al centro de la ciudad. Esta nueva vía de comunicación para peatones y ciclistas tiene una historia muy interesante que hoy te queremos descubrir. ¿Nos acompañas?

Antes de hablaros del túnel, debemos, en primer lugar, explicaros la importancia de los transportes urbanos en la capital cántabra, dada su difícil orografía. Mientras que ahora el acceso desde el centro de la ciudad al Sardinero es fácil, ya sea bordeando a lo largo de la bahía por Reina Victoria hasta llegar a la península de la Magdalena, atravesando por el nuevo túnel de Tetuán, o subiendo por Menéndez Pelayo o Canalejas hasta Miranda y de ahí bajando al sardinero, en el siglo XIX no era así. El Sardinero estaba aislado y no podía convertirse en el atractivo centro de «baños de ola» sin unos buenos transportes.

Para que lo podáis entender en 1863 no existía un medio de transporte cómodo y rápido que conectase el centro de Santander con el Sardinero. Lo único que existían eran tres modestos carruajes, que trasladaban personas en esos vehículos de tracción animal y que subían por el entonces llamado Paseo de Miranda (actualmente calle Canalejas), hasta que, en 1864, el Ayuntamiento inauguró un nuevo enlace, el del Paseo de la Concepción (hoy conocido como Paseo Menéndez Pelayo), minimizando la pendiente de dicha subida a los carruajes que querían acceder hasta la actual rotonda del Alto de Miranda. El éxito de este nuevo camino hizo que se idease la creación de una vía férrea en esa conexión.

La línea de ferrocarril se otorga a Santander en 1873, y la empresa concesionaria fue Santos Gandarillas. Durante la construcción surgen varios problemas entre otros con los vecinos de los terrenos colindantes o expropiados, algunos de los cuales querían construir ellos mismos la parte de la vía que pasaba frente a sus casas. A pesar de todo Gandarillas pone en marcha este tranvía que utilizaba en un principio 32 mulas, y que luego sustituyó la máquina de vapor. Su trayecto de casi 5 kilómetros bordeaba el Alto de Miranda, obstáculo clave para llegar hasta el Sardinero.

Ahora bien, el afán por acortar el recorrido pronto llevó a otros emprendedores a buscar una vía más corta para llegar al Sardinero y en ese proceso surgió Lino Corcho, en el año 1889, que pidió a los poderes públicos la concesión de un tren a vapor por un trazado alternativo, la llamada vaguada de Tetuán. Esta conexión sería el más tarde denominado tranvía de Pombo, que acortaba la distancia recorrida por los coches Gandarillas, y que dio lugar al actual túnel de Pombo, protagonista de este blog. En 1892 se inaugura el tranvía de Pombo que aprovecha el túnel de Tetuán, también llamado de la Cañía, para llegar hasta el Sardinero de una forma mucho más directa. Y ¿por qué se llamó de Pombo os preguntaréis?. La razón es sencilla, es el apellido de la familia impulsora del desarrollo del Sardinero como centro turístico y que, a su vez, fue principal accionista de la actividad. Sus dos kilómetros y medio de recorrido tenían el trayecto siguiente. Su salida se ubicaba en El Sardinero, frente al Casino, en la entonces llamada plaza del Pañuelo, continuaba por la Cañía y por el túnel de Tetuán a Puertochico, desde donde giraba por las calles Peña Herbosa y Daoíz y Velarde, desembocando en la calle del Martillo y terminando en la actual sede del Banco Santander. Cuando comienza su servicio, el tranvía se compone de una máquina a vapor que se llamaba «La Poderosa» y tres vagones.

Este convoy atravesaba el túnel, que tiene unos 290 metros de longitud, pero dicho túnel siempre presentó problemas para su uso a largo plazo. En primer lugar su tamaño hacía imposible la instalación de una segunda vía e incluso la electrificación. Además, el túnel presentó problemas a los ingenieros relacionados con las filtraciones de agua y el suelo arcilloso. En 1911 dejó de funcionar y en 1917 venció la concesión. Fue utilizado como refugio antiaéreo durante la Guerra Civil y en los años 50 se reabrió con uso peatonal. En los años 70 y 80 se llegó a cegar las bocas del túnel. Es en 2013 cuando se propone su reapertura que se materializa en 2022.

Representa, hoy en día, una forma de acortar el camino entre el Sardinero y Puerto Chico tanto andando como en bicicleta. El interior se encuentra iluminado, y está vigilado mediante cámaras de seguridad. El horario de uso es de las 7:00 a las 24:00 horas, momento en que se avisa del cierre automático de puertas a través de los altavoces existentes en su interior. En el interior del trazado, de casi 300 metros de longitud, se conservan algunos de sus elementos originales, como un bajorrelieve con las siglas TSV, iniciales probablemente de Tranvía a Vapor del Sardinero, cinco apartaderos, y un antiguo apeadero del tranvía.

En la boca de acceso a El Sardinero, se ha construido un pozo de 11 metros de altura y 10,80 de diámetro y se ha excavado un falso túnel de 40 metros, que se aprovechará como espacio expositivo y otras actividades.

Si decides pasear por el interior de este túnel encontrarás una exposición sobre su historia, la conexión con la ciudad, el proyecto de rehabilitación y todos sus datos de interés sobre una infografía. También se puede visitar el Tren de Pombo en Realidad Aumentada a través de un código QR que se encuentra en uno de los paneles.

¿Qué te ha parecido la historia del túnel de Pombo de Santander? ¿Ya has venido a conocerlo? ¿Lo has recorrido? Si lo has hecho cuéntanoslo y comparte tus vivencias con nosotros y si no lo has hecho te recomendamos que no te pierdas este paseo único y diferente en tu visita a Santander y cuéntanos tu experiencia en nuestras redes sociales en Facebook, Twitter e Instagram con el #ComparteCantabria.

Ven a disfrutar Santander en Cantabria, + x descubrir.