Mi primer contacto con la montaña acompañado de mi silla de ruedas.

Este viaje a FuenteDe a Los Picos de Europa lo recuerdo con gran cariño porque era mi primera salida a la montaña después del accidente que me trajo como “compi de viaje” a mi silla de ruedas.

Para estrenarnos en la materia nos fuimos la cuadrilla a pasar unos días recorriendo Cantabria y Asturias. Fue un viaje inolvidable y una de las experiencias que más me han impresionado fue subir al teleférico de FuenteDe.


Esperando al teleférico

Fuente De es un pequeño pueblo cántabro situado a los pies de Los Picos de Europa.
Es uno de los lugares más turísticos de Cantabria por su excelente situación y por sus magníficos recursos naturales (nacimiento del río Deva, acceso a los Puertos de Aliva, verdes praderas…) Fuente De es el típico pueblo de montaña con puente de piedra al igual que la construcción de las casas. La zona dispone de merenderos al are libre, tiendas de recuerdos y lo más destacable el TELEFÉRICO, que para más señas es accesible para sillas de ruedas.

Mi primer contacto con la montaña acompañado de mi silla de ruedas.

Ya estamos aqui…

El teleférico que une Fuente De con el Mirador del Cable asciende 753 metros llegando a más de 1.800 metros de altura al llegar al mirador. Una vez arriba se accede a un auténtico mirador que da al vacío y desde el que se aprecia una estampa indescriptible.

Nunca antes había tenido una sensación ni parecida, en lo alto de una montaña, viendo valles, praderas y un pueblo que parecía minúsculo desde mi silla de ruedas.

Las personas responsables del teleférico son muy amables y en todo momento estaban pendientes de mi entrada y salida al mismo. Los accesos estaban a cota cero por lo que no necesité ayuda de nadie pero de todos modos estuvieron pendientes de mí en todo momento.

Para comprar la entrada tuvimos que esperar un buen rato porque tienen muchos visitantes pero el simple hecho de estar allí disfrutando del paisaje merecía la pena. Una vez arriba, en el mirador, hay una cafetería-restaurante donde se puede comer bien y además tiene baño adaptado.

De vuelta a la montaña

Aunque no pude salir del balcón del mirador y llegar hasta el monte porque la nevada era espectacular y la silla me patinaba por el hielo, la experiencia de estar en la propia cima del monte me hizo sentir GENIAL.

Para aquellos a quienes como yo, seáis unos enamorados de la montaña y crean que ya no la pueden disfrutar por llevar silla de ruedas, os recomiendo esta excursión.

 

¿Quién ha dicho que la montaña no está hecha para los siller@s?

Este es un claro ejemplo de que si se quiere se puede.

Escrito por Kity

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